lunes, 2 de diciembre de 2013

Esperando a Cris


Ya ha oscurecido y sigo esperando. Me dijo que vendría a las ocho y sigue sin aparecer. Creía que no aceptaría, después de tantos años y después de cómo acabó nuestra historia. Pero aceptó, aceptó la cita y mis disculpas. Y se lo agradezco pues me porté muy mal con ella pero entonces no pude explicárselo como se merecía pero ha llegado el momento de hacerlo. Hoy soy libre para hablar claro y contarle toda la verdad.

Tuve que desaparecer sin dejar rastro, sólo dejé tras de mí aquella nota tan anodina que no decía lo que realmente hubiera debido decirle. Hoy es la ocasión para estar en paz con ella y conmigo mismo, para sentirme un hombre nuevo. Hoy se lo contaré todo y espero que me comprenda y sepa perdonarme.

Creo que vendrá, pues tras la sorpresa que se ha llevado al saberme  aquí de nuevo después de tanto tiempo, ha parecido estar interesada en escucharme.

Por fin. Creo que ahí viene. Sí, es ella, no hay duda. Por mucho tiempo que haya pasado, sigue andando de ese modo tan sensual y tan decidido.

Sólo con ver su silueta en las sombras, me ha dado un vuelco el corazón. Nunca había estado tan nervioso. Me sudan las palmas de las manos. Me las secaré antes de estrechar las suyas. ¿Le doy la mano? ¿La beso en la mejilla, quizá? No, mejor no, no quisiera ver un ademán de rechazo por su parte. Bueno, haré según vea.

Ahora ha salido del cobijo de las sombras y me ha visto pues parece haber acelerado el paso directamente hacia mí. ¿Por qué irá tan tapada si no hace apenas frío? Ese fular que le cubre la boca lo reconozco, se lo regalé yo. Ese sombrero que apenas le deja ver la cara y ese abrigo de solapas anchas, son los que se puso para la última cena de Navidad, poco antes de irme. ¡Cuánto tiempo ha pasado! ¿Por qué se habrá vestido tan elegante? ¿Será como recuerdo de los viejos tiempos? Lo que no entiendo es lo de las gafas de sol… a las nueve casi.

A Roberto no le da tiempo a comprender lo que ocurre pues tan pronto se pone de pie y se acerca a Cris para saludarla, ésta saca algo del bolso y, mirándole a la cara, le sonríe con una sonrisa extraña que nunca antes le había visto. Luego, un sonido sordo, un fogonazo y el más absoluto de los silencios.

 

2 comentarios:

  1. Vaya Josep!!!!, que final más sorprendente. Me ha encantado porque tienes la habilidad de crear interés por la lectura de tus relatos. Genial.
    Un abrazo y feliz fin de semana largo.

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    1. Me encanta tenerte como seguidora porque siempre tienes buenas palabras para mí. Esto es autocomplacencia, lo sé, pero qué quieres que te diga, me satisface. También te deseo un buen fin de semana.
      Un abrazo.

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